Es importante que estemos presentes hoy, cada uno de ustedes y todos nosotros juntos.
El miércoles 6 de enero, el mundo presenció con conmoción: las turbas tipo MAGA [Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza] tomaron por asalto el Capitolio de Estados Unidos, treparon los muros, rompieron ventanas, hicieron desmanes por los pasillos y saquearon las oficinas del Congreso, convocadas y azuzadas por Donald Trump, quien podría ser llamado el aspirante a segundo presidente de la Confederación esclavista. Incluso DESPUÉS de este violento asedio, ocho senadores republicanos y 139 representantes republicanos (o sea, dos tercios de los republi-fascistas en la Cámara de Representantes) no obstante votaron por echar por tierra las elecciones. Una nueva encuesta de ayer mostró que el 77% de los republicanos todavía apoyan a Trump.
Este fue un intento de golpe de estado fascista y tardó años en prepararse.
Esa es la palabra: fascismo. ¿Qué es eso? Son los vigilantes justicieros que disparan contra manifestantes de La Vida de los Negros Importa. Se refiere a la supremacía blanca abierta. Se refiere a refugiados en campos de concentración. Se refiere a las fuerzas paramilitares que utilizan la violencia para reprimir el disentimiento. Se trata de una mentira tras otra de tal manera que se destruye el concepto mismo de lo que es real y lo que es cierto. Se refiere a los teócratas abiertos los que dominan las cortes. Se refiere al descarado y abierto intento de revocar la elección de Biden — se trata de triturar incluso la apariencia de la democracia.
¡Ahora, Trump TIENE QUE MARCHARSE YA! Los fascistas todavía están haciendo desmanes en los Capitolios estatales por todo Estados Unidos. Se jactan de sus logros, amenazan con desatar más caos y ya están haciendo de su asalto del 6 de enero un grito de batalla para volver a la carga. Trump, por su parte, está defendiendo a sus “soldados de asalto” y, según los informes, se muestra aún más belicoso y desquiciado. Cada día que Trump permanezca en el poder, él representa un peligro catastrófico para la humanidad.
Además, hay que repudiarlo, impugnarlo y condenarlo decisivamente, lo que implicaría que él nunca podría volver a un cargo electo. De aún más importancia, esto representaría un verdadero revés para el movimiento fascista que él aún dirige.
Este movimiento no va a desaparecer incluso al sacar a Trump. Hay decenas de millones de personas, que han sido dirigidas, organizadas y formadas en un camino fascista, con sus propios medios de comunicación y escuelas e instituciones, durante más de 40 años, de modo que se vean a sí mismas como el “verdadero Estados Unidos”. Hay funcionarios electos a todos los niveles del gobierno que opinan y actuarán como si la administración de Biden fuera ilegítima y ahora tienen una fuerza armada de lucha callejera “a la espera” llena de venganza. Dentro y fuera de los pasillos del poder continuarán luchando por su programa supremacista blanco, xenófobo y patriarcal.
Y seguirán socavando el concepto mismo de la verdad, dejando a decenas de millones de personas susceptibles a los llamamientos de los demagogos y a las más viles teorías de conspiración. SI LOS MILLONES DE PERSONAS QUE DESEAN UN MUNDO JUSTO, QUE SE PREOCUPAN POR LA HUMANIDAD, NO ACTÚAN, ESO NO APLACARÁ A ESTOS FASCISTA; LES DEJARÁ UN CAMPO DESPEJADO PARA AVANZAR. PRESENCIAMOS EL MIÉRCOLES 6 DE ENERO HACIA DONDE ESO CONDUCE.
YA es hora, mientras los llamamientos rebotan de un lado para otro en el Congreso para someter a Trump a un juicio político de destitución, de que pongamos nuestros cuerpos en las calles, no violentos pero decididos, para exigir la destitución inmediata de Trump. En este momento ya.
Ya se habla, incluso por parte de algunos demócratas, de que el juicio político de destitución solo dividiría aún más al país, de que ya es hora de seguir adelante y ponerse a hacer el trabajo para “sanar” al país y gobernar.
Pero el camino hacia el intento de golpe de estado fascista del miércoles 6 de enero estaba revestido de esta misma negativa a responsabilizar a Trump y a sus fascistas… una y otra vez a lo largo de cuatro años. No se hizo tras Charlottesville. No se hizo tras niños encerrados en jaulas. No se hizo tras la absolución de Trump en un juicio político de destitución débilmente perseguido según fundamentos muy estrechos lo que sólo consolidó la creencia de Trump de que él estaba por encima de la ley.
Esta pasividad y acomodación tienen que terminar ya. Esperar más tiempo, refrenarse, equivale a la claudicación.
Ya tiene que ser el momento en que masivas cantidades de gente decente se pongan de pie, de manera no violenta, de diferentes orígenes sociales y perspectivas políticas, pero unidas en nuestra determinación de actuar.
Exigimos que se saque de inmediato a Trump para detener el enorme daño que podría causar en los 11 días por venir. Lo exigimos ya como parte de acumular la fuerza de nuestro lado para la lucha para derrotar de manera decisiva a este fascismo que se ha permitido supurar y propagarse. Nótese bien: un golpe de estado fallido podría conducir a un golpe de estado triunfante o a un regreso “legítimo” al poder impulsado por el mismo programa fascista pero de manera vengativa.
La lucha por el futuro está lejos de terminar. La humanidad necesita que nosotros estemos en las calles, necesita que ustedes estén en las calles, practicando el protocolo sano de prevención de enfermedades, pero sobre todo demostrando nuestros valores de respeto por la diversidad y de sed de justicia, en marcado contraste con el odio y la intolerancia de un fascismo estadounidense despiadado. Tenemos que continuar alzando la voz y actuando y llamando a actuar a otros. Hay que cumplir nuestra justa y necesaria demanda de que Trump sea sacado del poder ya, no solo para nosotros, sino para la humanidad.
¡Trump fuera ya!
¡En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar un Estados Unidos fascista!