por Sunsara Taylor
Ya es hora, caballeros. La izquierda se desintegrará si destruimos su capacidad organizativa. Al destruir las oportunidades de adoctrinar en las universidades, asestaremos un severo golpe a su trabajo de lavar cerebros. McCarthy tenía toda la razón. Tenemos que inaugurar una nueva era de vigilancia y rendición de cuentas para profesores y funcionarios civiles. Tenemos que iniciar la purga ideológica, y restaurar el equilibrio y la objetividad en las universidades”. — de los fascistas que están investigando y publicando los datos personales (doxxing) de los signatarios de Rechazar el Fascismo.
Un movimiento organizado de troles (provocadores en el internet) fascistas está “doxxing” sistemáticamente — investigando y publicando los domicilios y muchos otros datos personales de miles de personas que tenían la valentía de firmar el Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo que declara: “¡NO! ¡En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista! ¡Expulsar al régimen de Trump y Pence!”.
Este ataque es una violación cobarde de la privacidad de las personas y una amenaza a su derecho de tomar posición por lo que saben que es verdad, libres de hostigamiento e intimidación. Este ataque debe repugnar y motivar a toda persona con decencia y conciencia. No sólo hay que defender a todos los firmantes de esta declaración si caen bajo ataque, sino que hay que movilizar a miles más a tomar posición, firmar el Llamamiento a la Acción y sumarse a la lucha para expulsar al Régimen fascista de Trump y Pence.
Un vislumbre escalofriante de un futuro fascista
El Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo se inicia así: “El régimen de Trump y Pence es un Régimen Fascista. Ni insulto ni exageración sino eso es lo que es. Para el futuro de la humanidad y del planeta, nosotros, el pueblo, debemos expulsar a este régimen”. Una versión de este Llamamiento se publicó como un anuncio de plana entera en el New York Times y Washington Post, y Rechazar el Fascismo ha tenido un papel importante de dirigir a las personas a una escala muy amplia para reconocer la naturaleza fascista del Régimen de Trump y Pence, y de movilizar a muchos miles a ponerse de pie y sumarse a la lucha para sacarlos del poder. Esto es muy importante — y queda claro que los fascistas lo sintieron.
Leer los comentarios en las salas de chat de los troles fascistas es como bañarse en aguas negras. Cunden una supremacía blanca grotesca, insultos racistas y caricaturas nazis de judíos. Supura la misoginia — las amenazas explícitas de la violencia sexual, compartir y volver a compartir una foto de golpear a una mujer en la cara. Resuena el lenguaje de la violencia, la exterminación, la purificación racial. Invocan al jefe fascista de Turquía que encarceló, torturó y desapareció sumariamente a decenas de miles: “Erdogan hizo bien al despedir a 21 mil maestros que fomentaban el disentimiento en los corazones y las mentes de la juventud turca”. Defienden al infame senador anticomunista Joseph McCarthy, que lanzó viles cacerías de brujas que destruyeron la vida de miles de personas. Ensalzan con orgullo a los fascistas de Mussolini en Italia. Llaman a cualquiera de sus seguidores “en los organismos del orden público que tenga acceso al NCIC [Centro nacional de información sobre el crimen]” a que abuse ilegalmente de dicho acceso para “averiguar en qué estado viven [los firmantes] y conseguir su domicilio, el tipo de carro que manejan, el número de registro del vehículo, fecha de nacimiento y en algunos casos, su número de seguro social”.
Es una ventana hacia los fascistas llenos de odio y ávidos de violencia a que el Régimen de Trump y Pence ha venido azuzando y desatando deliberadamente — y hacia el futuro por el cual luchan. Estos fascistas tienen sed de sangre, y no pararán hasta que hayan destruido toda la oposición — o hasta que sean derrotados.
No es un “movimiento de los márgenes” — son soldados rasos para un régimen fascista
No se trata de un movimiento lunático “de los márgenes”, y no desaparecerá si no le hiciéramos caso. Esta gente responde a su convocación y movilización por parte de la camarilla fascista de Trump y Pence que ahora ocupa la Casa Blanca, domina el Departamento de “Justicia”, se posiciona para llenar las cortes, y controla el congreso y casi todos los gobiernos estatales.
Durante su campaña, Trump no se comunicó con códigos subliminales discretos con estos “Camisas Pardas”1 sino que se paró ante los ojos del mundo y amenazó a los que protestaron en sus mítines: “¡Quisiera darle un puñetazo en la cara!”. Anheló abiertamente los días cuando “sacaron en camilla” a los manifestantes. Declaró su lealtad eterna a sus seguidores mientras coreaban “Encarcélala” y se golpeaban el pecho con sus playeras que traían el lema “¡Triunfa (“Trump”) sobre esa Puta!”, en referencia a Hillary Clinton pero en realidad a todas las mujeres. Todo aquel que no engaña a sí mismo o a otros sabe que “Hacer que Estados Unidos Vuelva a Tener Grandeza” siempre ha querido decir “Hacer que Estados Unidos vuelva a ser BLANCO”. Cada día desde las elecciones, el Régimen de Trump y Pence ha ejercido el poder del estado para hacer avanzar esto: amenazando a la prensa, atacando a las cortes, satanizando y tratando de prohibir a los musulmanes, acelerando las deportaciones de inmigrantes, aprobando la asesina Ley de Mordaza Global antiaborto, lanzando cacerías de brujas contra científicos, amenazando con una guerra nuclear, proponiendo un presupuesto sado, etc., etc.
Creciente frustración —y hasta rabia— en la base social trumpista
Pero el Régimen también se ha topado con obstáculos. Desde el día después de la inauguración con la Marcha de Mujeres, millones de personas se han lanzado a las calles en oleadas repetidas de protesta de estudiantes, científicos, inmigrantes, ambientalistas, etc. Declaraciones, conciertos y atletas profesionales han ignorado invitaciones a la Casa Blanca. Las cortes —al mismo tiempo que las amenazan y las reconfiguran los nombramientos del Régimen— han respondido en contra bloqueando en dos ocasiones su prohibición de musulmanes. Los medios de comunicación —al mismo tiempo que normalizan al Régimen— aún se atreven a denunciar algunas de sus mentiras y crímenes. Poderosas figuras dentro del FBI se negaron a considerar a Trump “por encima de la ley”, y ahora están en marcha varias investigaciones sobre las actividades del Régimen.
Nada de eso ha detenido al Régimen, pero estos obstáculos han impulsado una frustración palpable —hasta una rabia— que ahora se ha apoderado de Trump y su base social fascista. Las cosas no avanzan tan rápida o fácilmente como ellos quieren. Muchos sienten en el corazón que Trump es su “última oportunidad” y no tienen la intención de dejar que se pierda esta oportunidad. Esto es el contexto de lo que sólo se podría describir como una dramática escalada de tácticas de soldados de choque para aterrorizar y tumbar a cualquier obstáculo en su camino.
Una dramática escalada de tácticas de soldados de choque
En las últimas semanas, se ha intensificado el nivel de amenazas y violencia fascistas. En Virginia se organizó un mitin con antorchas, al estilo del Ku Klux Klan, contra la decisión de retirar una estatua que conmemora a los estados de la Confederación (esclavistas). Un representante estatal por Misisipí declaró en público que los que retiran estatuas de la Confederación “deben ser LINCHADAS”. Los vecindarios de un líder judío y un líder musulmán fueron cubiertos de volantes amenazantes. Cientos de pretendientes a milicianos fascistas se convergieron en el centro de Berkeley, indignados porque se había cancelado el discurso de Ann Coulter en la Universidad de Berkeley.
Todo lo anterior —y mucho más que se podría detallar— es exactamente la clase de reacción de la cual advirtió Rechazar el Fascismo en su llamamiento, que dice (en parte): “El fascismo fomenta y se apoya en el nacionalismo xenofóbico, el racismo, la misoginia y el agresivo restablecimiento de los ‘valores tradicionales’ opresivos. Durante su campaña electoral, Trump alentó y traficó con la amenaza y el uso de la violencia para apuntalar un movimiento y subir al poder. En su discurso inaugural juró lealtad sólo a dicho movimiento. Lo crucial es entender que una vez en el poder, en esencia el fascismo elimina los derechos democráticos tradicionales”.
Desafiar la intimidación fascista — Sacar del poder a los fascistas
La ola actual de ataques fascistas tiene el objetivo de silenciar a todo aquel que se atreva a oponerse al régimen fascista de Trump y Pence. Son parte de consolidar el fascismo — y de avanzar para destruir la vida de millones de musulmanes, mujeres, inmigrantes, refugiados, gente LGBT, negros y otros que no son blancos, la gente en todo el mundo bajo la amenaza de guerras y armas nucleares estadounidenses, y la amenaza al planeta mismo.
¡Esto no debe permitirse!
Desafiar y derrotar la creciente ola de ataques fascistas contra la gente no es una distracción de la lucha contra el fascismo, sino que es integral a ella. Ningún movimiento contra la injusticia nunca ha avanzado sin tener que desafiar la intimidación y los intentos de aplastarlo — y cobrar más fuerza en el proceso. Esta es la lección de los Viajeros por la Libertad: cuando las primeras olas de viajeros fueron golpeadas y arrestadas, mandaron ola tras ola de otros jóvenes hasta que colmaran las cárceles de Misisipí, el mundo entero estaba mirando, y empezaron a quebrar el lomo de la segregación Jim Crow. Otro ejemplo más reciente es cuando, a una lista macartista de Profesores Bajo Vigilancia publicada después de la elección de Trump, más de 10 mil profesores y otros respondieron agregando públicamente sus propios nombres a la lista.
Toda persona de conciencia debe proteger a cualquiera que caiga bajo ataque. La gente debe condenar y desafiar esta intimidación y sumarse al movimiento para hacerle frente y expulsar a este régimen fascista y toda la fealdad que está desatando, agregando su nombre al Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo. Lea y difunda la declaración de Rechazar el Fascismo, en respuesta a este indignante ataque doxxing en el internet. Súmense a Rechazar el Fascismo para manifestar el poder del ¡NO!, con letreros, calcomanías en las ventanas y las defensas, y en playeras, difundiendo la demanda unificadora: ¡NO! ¡En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos Fascista! Expulsar el Régimen de Trump y Pence. Acompañe a Rechazar el Fascismo para enfrentar cada nuevo ultraje cometido por el Régimen con una resistencia cada vez mayor. Ante todo, súmense a la tarea de ORGANIZAR de Rechazar el Fascismo: a trabajar con creatividad y determinación hacia el momento en que sea posible movilizar a millones de personas para inundar las calles de las ciudades y los pueblos día tras día y noche tras noche, declarando ilegítimo al régimen entero — Exigiendo, Sin Parar, Hasta que el Régimen de Trump y Pence Sea Expulsado del Poder. Ofrézcase de voluntario aquí.
Esto es lo que la humanidad y las futuras generaciones necesitan de nosotros. Todos —de una gran diversidad de perspectivas políticas— deben sumársele. Como dice la conclusión del Llamamiento a la Acción: “Que no digan que no removimos cielo y tierra para expulsar a este régimen. El presente debe ser un momento en la historia en que millones de personas toman posición, juntas, con convicción y coraje, superando el miedo y la incertidumbre, para oponer resistencia y decir ¡NO! No sólo para nosotros, sino en nombre de la humanidad”.
- La expresión Camisas Pardas se refiere a una ala paramilitar sangrienta de los nazis que jugó un papel importante en el ascenso al poder de Hitler.