Coco Das |
El New York Times de hoy domingo publicó un artículo sobre el creciente temor entre los demócratas e incluso algunos republicanos moderados de que Trump se niegue a dejar el cargo, ya sea al perder las elecciones de 2020 e impugnar los resultados, al robar las elecciones mediante la supresión de votantes, o de plano al cancelar las elecciones. El artículo describe que varios grupos de expertos y grupos de trabajo han venido hablando y preparándose para los peores escenarios posibles, “considerando cómo responder a varias opciones apocalípticas”, pero en realidad no llegaron a ofrecer ninguna solución.
No es ningún secreto que el régimen de Trump y Pence ya está sentando las bases para deslegitimar cualquier resultado que vaya en su contra. Incluso antes de que Trump ganara las elecciones de 2016, dijo que quizás no aceptara los resultados si Hillary Clinton ganara. Incluso ha impugnado los resultados de la votación popular de 2016 a pesar de que logró entrar a la Casa Blanca por medio del colegio electoral. Han traficado continuamente con infundadas teorías de conspiración de fraude electoral con acusaciones de que los demócratas robaron las elecciones, y Jared Kushner ni siquiera se comprometía a declarar que iban a celebrarse elecciones en noviembre. Hoy mismo, Trump tuiteó que las boletas por correo postal iban a conducir a la “mayor manipulación electoral de la historia”, en un momento en que nos enfrentamos a una pandemia mundial que ha matado al menos 100.000 personas en Estados Unidos.
Lo que es aún más escalofriante es que hace poco el Partido Republicano anunció un plan para reclutar a 50.000 “observadores electorales” que se colocarán en las urnas en 15 estados clave para “impugnar” a los votantes y boletas de carácter sospechoso. Este plan también incluye invertir millones de dólares en anuncios que presentan a los demócratas como “agentes de hurto electoral”. No debería ser difícil de adivinar qué tipo de voluntarios serán reclutados para este llamado monitoreo e impugnación: las mismas fuerzas que han sido convocadas para los mítines “Reabran Estados Unidos”, los klanistas y las camisas pardas del Siglo 21 de “Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza” que han venido hostigando a algunas personas por ponerse máscaras faciales y han venido montando acciones con amenazas de la violencia franca, la insurrección armada y el terror misógino y supremacista blanco.
La gente debería estar haciendo planes para los peores escenarios posibles para las elecciones de 2020 y contemplando dichos escenarios, pero el peor escenario posible para la humanidad no está relacionado con si Trump pierde o gana. El peor escenario posible es que sigan aceptando a un Estados Unidos aún más fascista los millones de personas en Estados Unidos que odian a este régimen pero las que han esperado para que se resuelva esto por medio de las elecciones.
Y si bien el Partido Republicano ha venido sentando las bases para amarrar su victoria, la dirigencia demócrata ya ha cedido mucho terreno al afirmar que la única manera de evitarlo es venciendo a Trump por un margen lo suficientemente grande —una victoria aplastante— de modo que no sea posible impugnar los resultados. Nancy Pelosi lo dijo incluso antes del juicio político de destitución, y la autora y activista Amy Siskind acaba de repetirlo en un tuit. Citando un artículo lleno de falacias lógicas, Siskind tuiteó: “No se aceptaría una victoria reñida de modo que tuviera un pretexto. ¡Tiene que perder más de 40 estados y, de remate, tiene que perder el Senado!”.
Examinemos esta lógica y la manera en que deja que los fascistas establezcan los términos y destrocen el estado de derecho. Se nos está pidiendo que aceptemos que si Trump perdiera por un pequeño margen, habría que dejar que impugnara los resultados y permaneciera en el cargo. ¿Y a quién crees que le correspondería decidir cuál es un margen lo suficiente grande como para declarar una derrota? ¿A quién, en cualquier circunstancia, le correspondería asegurar que él dejara el cargo? ¿La Corte Suprema de Trump? ¿Su Departamento de Justicia? ¿Su poder judicial federal? ¿Un Senado que el Partido Republicano está decidido a ganar por cualquier medio? ¿Qué harán los demócratas cuando se enfrenten a las chusmas armadas de la calaña que las fuerzas fascistas ya han convocado en Michigan, lo que obligó a los legisladores a ponerse chalecos antibalas? ¿Qué harán cuando Trump cumpla su amenaza de que la policía, las fuerzas armadas y los motociclistas por Trump están de su lado?
Considere esta cita del citado artículo del New York Times. “‘Esperamos que haya salvaguardas’, dijo Norman J. Ornstein, un académico del American Enterprise Institute quien participó en el grupo de trabajo. ‘Seamos realistas, esas salvaguardas deben incluir al Senado de Estados Unidos y al Departamento de Justicia. Hay razones para estar nerviosos’”.
Es claro que esto representa una aguda división en la cima de la sociedad, la que los demócratas están tratando de resolver bajo sus propios términos. Pero no es posible resolverla sin convocar a las masas de personas a tomar una posición visible en las calles, algo que el Partido Demócrata es reacio a hacer. La verdad de este pasaje en la Declaración de Conciencia / Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo es aún más relevante:
No podemos apoyarnos en el Partido Demócrata para acabar con esta pesadilla. Trump los califica de enemigos y “traidores”, y azuza a sus secuaces a que “los encierren”. Sin embargo, una y otra vez los demócratas se lanzan a la oportunidad de trabajar con Trump, siempre y cuando él lo permita, y así van normalizando lo que debemos estar combatiendo. Cuando los demócratas por fin decidieron llevar a cabo el juicio político, lo hicieron basándose en argumentos verdaderos, convincentes, pero muy restringidos, enfocados en el chantaje a las elecciones, y no por la cantidad de crímenes que representa el programa de Trump y Pence. No han movilizado a la única fuerza capaz de transformar a la ecuación política misma —el poder popular en las calles— y se han negado a decir en público lo que muchos de ellos reconocen en privado, que Trump es un fascista.
Aquí va otra pregunta que la gente tiene que enfrentar: Y ¿qué tal si Trump ganara, sea de forma limpia o de forma fraudulenta? Hay demasiadas personas que quieren que te asustes lo suficiente como para hacerte votar, pero que quieren que te tranquilices respecto a lo que esto realmente implica para la humanidad y el planeta que compartimos. El saldo de muertes va en rápido aumento con el potencial de multiplicarse, no sólo como resultado de la Covid-19 sino de que este régimen inicie otra carrera armamentista nuclear, de su rechazo al cambio climático y la ciencia, de su rápida destrucción del medio ambiente, de sus alianzas con otros fascistas en todo el mundo, y así sucesivamente. Despiértate, ponte de pie, sacúdete de esta pasividad mortífera. Por el amor de todos los niños del mundo, no podemos aceptar esto.