Nos precipitamos a toda velocidad hacia elecciones que Trump ya está disputando y ahora amenaza con postergar.
Estas elecciones, si acaso se realizan, serán un enfrentamiento sobre la manera de gobernar en este país. ¿Se quedará en el poder el régimen de Trump y Pence con el “mandato” para reprimir de manera violenta el disentimiento y criminalizar la protesta? ¿Desatará ese régimen, que considera como sus enemigos a todos los que luchan por un mundo mejor—ya sea por las vidas negras, el ambiente o los derechos de los inmigrantes—para vengarse con nosotros y para destruir nuestra capacidad de levantarnos?
Esto y algo peor se está desenvolviendo hoy mismo, y tiene un nombre: fascismo.
Este es el momento para movilizar a la gente para una lucha decidida para exigir que el Régimen de Trump y Pence ¡se quede FUERA YA! Todos los que han sido demonizados y criminalizados por este régimen y los millones más que le odian a Trump y todo lo que representa tienen que unirse y comprometerse a expulsar del poder a este régimen a la mayor brevedad posible.
Se está desenvolviendo una feroz lucha por el futuro.
La energía que millones de personas, de diferentes nacionalidades y diversas procedencias, y creencias políticas, llevaron a las calles a lo largo y ancho del país después del horripilante asesinato de George Floyd, y la determinación que miles demostraron en las calles de Portland para enfrentar a las tropas de choque de Trump, puede y tiene que ser la fuerza que expulse del poder a este odiado régimen.
Por más de tres años la gente se ha apoyado en los recursos normales para parar a este régimen, solo para terminar en callejones sin salida. Pero los meses de protestas por las Vidas Negras Importan han demostrado cómo transformar el pavor en esperanza. Nuestro poder está en protestas sostenidas, masivas, no violentas en las calles. Nuestra fuerza está en nuestra diversidad. Nuestra demanda es por la justicia. Esos son los ingredientes que han expulsado a regímenes odiados y corruptos líderes por todo el mundo, en 2017 en Corea del Sur, en 2018 en Armenia y en 2019 en Puerto Rico.
Con supresión de votantes y chanchullos, acusaciones sin fondo de fraude electoral (principalmente por inmigrantes y negros), ataques contra votos por correo, y un plan para reclutar exsoldados y policías para que “vigilen” durante el día de los comicios y “reten” a votantes que les parezcan sospechosos, el régimen de Trump y Pence ha demostrado su determinación de no ceder el poder ya sea por medios legales o extralegales. Tampoco se puede descartar la posibilidad de cancelar o “posponer” indefinidamente las elecciones. El apoyarse en las elecciones venideras sin una lucha masiva hoy mismo para demandar la expulsión del régimen es un error que conlleva consecuencias catastróficas para la gente en este país y el resto del mundo.
No podemos darnos el lujo de permitir que el régimen de Trump y Pence siga minando y degradando más las elecciones. Al igual que el pueblo de Alemania que no pudo parar el programa fascista genocida sin expulsar a Hitler y el régimen nazi, nosotros tenemos que movilizarnos con toda nuestra resolución para expulsar del poder a este régimen— un régimen fascista del siglo 21 encabezado por un intimidador demente con el dedo en el detonador nuclear. Si permitimos que un régimen como este consolide su poder en el país más poderoso del mundo estaríamos abandonando el futuro para la humanidad y el planeta.
No hay una resolución indolora a esta crisis que se profundiza. Como dijo el gran abolicionista Frederick Douglass: “Si no hay una lucha de por medio, no hay progreso. Quienes proclaman que están a favor de la libertad y al mismo tiempo desprecian la agitación son hombres que quieren la cosecha sin labrar la tierra; quieren la lluvia sin los truenos y los relámpagos. Quieren el océano sin el espantoso estruendo de sus muchas aguas… El poder no concede nada sin una demanda”.
Para parar a este feroz fascismo estadounidense que amenaza al mismo futuro de la humanidad, la demanda necesaria y unificadora — para que avance toda lucha por la justicia, es: ¡Trump y Pence fuera ya! El régimen ya ha atacado a los más vulnerables al mismo tiempo que aumentan los grupos de personas que tiene en su mira. Y si sobreviven eso, ¿qué tendrán que aceptar a la fuerza en el proceso? ¿En qué se convertirán si aceptan lo inaceptable?
Tenemos todo que perder si esperamos, pero todo que ganar si nos movilizamos ya para convocar a millones de personas a que se tomen las calles rehusando aceptar un Estados Unidos fascista.
Estamos ante dos futuros. El que nos toque depende de nosotros.